Cenizas desatadas dibujan siluetas fantasmales
haciendo filigranas para no morir entre los dedos.
Un rumor a escarcha hace blindar los sentidos
en este culto de adorarte que profeso.
Un resabiado ademán se perfila en los ojos
acribillados por punzones de miedo.
Tintinean lágrimas en el arcón del desasosiego,
doblegando ansias de seguir sintiendo.
Y este frío intenso que recorre mis huesos,
pugna por despedazarme con colmillos
de templado acero.
¡Quiero silencio¡
¡Dios mío¡,
¡dame silencio!
¡silencio!
haciendo filigranas para no morir entre los dedos.
Un rumor a escarcha hace blindar los sentidos
en este culto de adorarte que profeso.
Un resabiado ademán se perfila en los ojos
acribillados por punzones de miedo.
Tintinean lágrimas en el arcón del desasosiego,
doblegando ansias de seguir sintiendo.
Y este frío intenso que recorre mis huesos,
pugna por despedazarme con colmillos
de templado acero.
¡Quiero silencio¡
¡Dios mío¡,
¡dame silencio!
¡silencio!
el silencio asoma como comienzo después del amor y la amargura
ResponderEliminarcuando recorro los pequeños refugios
donde no hay sombras de autoengaño
Siempre es fantasma del silencio asoma, solo el tiempo acompaña a desintoxicarnos de las ausencias. Saludos cordiales
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