Hoy he vuelto a decrecer,
he dormitado en
la orilla del silencio.
Quise tener de nuevo
el candor en mis manos,
destornillando años a golpe de tambor.
He sentido morir las alondras en mi pecho,
rabia en mis talones,
y una daga clavada entre mis cejas.
Vi de nuevo,
asesinar la inocencia a cuchilladas,
sembrados desamparos,
un ayer de hace mil años.
Lloré,
Lloré
por esa niña lapidada,
por su sueño adolescente, mutilado de un zarpazo,
y sentí la agonía de mil muertes en la boca.
Hoy he vuelto a decrecer.
He sentido deshacerse la costra en el costado,
la daga en los ojos desasirse,
la ira a la sombra de un ciprés,
he sepultado.
Sentir la poesía es endulzarse con ella, a costa de mancharse de su dolor. No pienso limpiarme en mucho tiempo. Sus palabras me dejan marcado.
ResponderEliminarMuy oscuro y muy delicioso. Buenas lunas.
Mucho dolor y con palabras muy tiernas dicho.
ResponderEliminarEs especialmente precioso. !Felicidades!.
Cariños y abrazos. ANA.
Hay cosas que los humanos, si es que así se le puede llamar, son capaces de realizar que horrorizan al mundo, y tú tienes la sensibilidad de expresarlo de una manera muy bella...es tu especial sensibilidad de poeta que brilla...un beso de azpeitia
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